viernes, 28 de noviembre de 2014


Otoño
Eva Palencia

Durante unos días me he sentido como esas hojas que caen, se mojan y se pudren para luego desaparecer. Pero todo pasa y se renueva y ahora vuelvo a ti viva.

miércoles, 26 de marzo de 2014


Paseo (Marchamalo)
Eva Palencia.

He recorrido este camino muchas veces. Está cerca de casa y no tengo más que calzarme las deportivas para plantarme en él. A lo largo de una hora observo los cambios del paisaje. 
Hoy las nubes jugaban al escondite con el sol y la hierba resplandecía de vez en cuando. El cielo eran inmenso, tanto como el horizonte que se pierde en la mirada. Se oía el viento soplar con cierto brío, la alegría de los pájaros y el crecer de la hierba.

sábado, 4 de enero de 2014


Prepirineos (Gerona)
Eva Palencia

Me gusta el número "2014". Creo que éste será un buen año y esta idea no es sólo una intuición pues  se apoya  en un deseo y en una certeza. A pesar de todas las vicisitudes, contratiempos y sorpresas de todo tipo que  conlleva el hecho de vivir,  cuando consigo ascender y verlo todo desde arriba, las cosas mejoran, yo me siento distinta y el mundo es el mejor de los lugares posibles. Soy una montaña.

Atardecer en el lago (Bañolas)
Eva Palencia

Hace ya tres años que fui a Bañolas por primera vez y visité el lago. Vuelvo con bastante frecuencia y cada vez paseo alrededor del mismo con mi cámara. El lago va cambiando de la misma forma que lo voy haciendo yo. Sus cambios son muy obvios, nunca es el mismo, se transforma a cada segundo dependiendo no sólo de la luz sino de todas las formas de vida que se nutren de él. Los árboles crecen y envejecen, los pájaros se reproducen, las personas que le dan la vuelta nacen y mueren. Mi cámara lo adora y le roba cientos de fotos cada vez que vamos a extasiarnos junto a él, junto a mi lago, como ahora lo llamo.

domingo, 15 de septiembre de 2013




El amor (Monte Plata)
Eva Palencia

Mi amiga se ha enamorado. Su sonrisa es fácil y amplia, sus ojos vivos y alegres, su piel brilla y su cuerpo es más etéreo. La miro y la envidio porque para ella el pasado no existe, se ha olvidado de todo, hasta de sí misma, y sólo quiere volar.



Colores (Santo Domingo)

Reconozco que me volvía loca, no durante todo el tiempo, sólo a ratos. A veces la luz era tan potente que los colores me cegaban pero, si conseguía aguantar, recuperaba la vista y entraba en otra dimensión. Dudaba de la realidad de las cosas que me rodeaban y tocándolas descubría que estaban allí, frente a mí, viviendo al margen de lo que yo pudiera pensar o creer. No sabía que hubiese mundos tan diferentes dentro del mío y por eso sospechaba pero cuando conseguí calmarme  abrí los ojos de par en par y me dediqué simplemente a ver y a sentir.


Cielos (Península de Samaná)
Eva Palencia

He estado en Punta Bonita, en el norte de la República Dominicana, y cada tarde el espectáculo era sobrecogedor. Justo antes de ponerse el sol el cielo se incendiaba transformándose continuamente. Allí, rodeada de mar y sin apartar la vista de un horizonte embriagador, la piel se me erizaba y me temblaba el corazón. Era difícil digerir tanta belleza, incluso peligroso presenciarla. Ahora, de vuelta a mi paisaje, me quedan las fotos.



sábado, 1 de junio de 2013





Retrato (Hinojal)
Eva Palencia

Tengo varios miedos. En algunos casos no conozco la procedencia de los mismos. Vuelvo al pasado, a la infancia, y rastreo en busca de pistas. A veces, de forma inesperada, aparece un recuerdo que es la clave de uno esos miedos. Conocer el origen facilita mucho las cosas porque ahora puedo ver lo acontecido de forma diferente y disolver los traumas, o al menos intentarlo.
Creo que a partir de ahora para mí los perros no serán un problema. Eso espero.

miércoles, 29 de mayo de 2013




El mar en Lloret
Eva Palencia

Hay días en que una fuerza maligna se apodera de mí y quiere destruir todo lo que importa, o casi todo. Trato de dominarla y controlarla pero no puedo  y me debato entre el bien y el mal y el mal prevalece. Por la noche la fuerza se debilita y por la mañana creo estar libre pero no es así y reaparece. Siempre es cuestión de días hasta que de pronto ya no está pero yo estoy cansada y con la ilusión mermada.

domingo, 26 de mayo de 2013





Plantas silvestres (La Granja de Yunquera)
Eva Palencia

Yo antes dibujaba plantas. Solía salir al campo, sobre todo en otoño, a recoger plantas secas. Las conocía todas, o casi todas, y en casa, en mi mesa de dibujo, las desplegaba y me pasaba horas observándolas y dándoles vida en el papel. Escogía aquéllas cuyas formas me inspiraban. Cuando me trasladaba a nuevas regiones, las formas cambiaban y mis dibujos se enriquecían con la novedad.
Ahora, con mi cámara, no tengo que esperar al otoño, y les robo el color a todas esas flores que ahora adornan los campos. Empezaré a dibujarlas de nuevo.

miércoles, 1 de mayo de 2013

La Puente (Hinojal)
Eva Palencia


En la revisión de las dieciséis semanas el ginecólogo me desveló que tendría otro niño. Yo había fantaseado con la idea de tener una hija esta vez. Pensaba en comprarle ropa bonita, en trenzarle el pelo como hacía mi madre cuando yo era pequeña, en que me acompañase a ir de tiendas al hacerse más mayor, en compartir con ella las tribulaciones típicas del sexo femenino. También, tengo que reconocer, aunque me pese, que subyacía  en mi la idea de que los hijos son más independientes y llega un momento en el que no quieren saber mucho de sus familias de origen y las hijas, por otra parte, son más fieles y nunca se van del todo. No tenía mucho sentido que  después de tanto trabajo, renuncias y entrega  ellos se marchasen y sólo quedase la llamada de teléfono de los domingos y las reuniones navideñas. ¿Merecía realmente la pena? 
Como siempre, me anteponía a los acontecimientos.

De Cuando cierro los ojos  de Eva Palencia

lunes, 29 de abril de 2013


Abrazo (La Granja de Yunquera)
Juan Miguel Fernández-Balboa

Al abrazar a un árbol me gusta cerrar los ojos y el pensamiento. A través de la piel conecto con la corteza y puedo sentir las corrientes interiores que recorren de forma precipitada el tronco. Hay una energía que traspasa el árbol y recoge mi cuerpo y hay otra que traspasa mi cuerpo y recoge el árbol. Hay una conexión muy profunda e imposible de explicar.

domingo, 28 de abril de 2013


Castillo de Loarre 
Eva Palencia

Adoro este poema de Borges:
                  
               Instantes

Si pudiera vivir nuevamente mi vida,
en la próxima trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido,
de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad.
Sería menos higiénico.
Correría más riesgos,
haría más viajes,
contemplaría más atardeceres,
subiría más montañas, nadaría más ríos.
Iría a más lugares adonde nunca he ido,
comería más helados y menos habas,
tendría más problemas reales y menos imaginarios. 
Yo fui una de esas personas que vivió sensata
y prolíficamente cada minuto de su vida;
claro que tuve momentos de alegría.
Pero si pudiera volver atrás trataría
de tener solamente buenos momentos. 
Por si no lo saben, de eso está hecha la vida,
sólo de momentos; no te pierdas el ahora. 
Yo era uno de esos que nunca
iban a ninguna parte sin un termómetro,
una bolsa de agua caliente,
un paraguas y un paracaídas;
si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano. 
Si pudiera volver a vivir
comenzaría a andar descalzo a principios
de la primavera
y seguiría descalzo hasta concluir el otoño.
Daría más vueltas en calesita,
contemplaría más amaneceres,
y jugaría con más niños,
si tuviera otra vez vida por delante. 
Pero ya ven, tengo 85 años...
y sé que me estoy muriendo.



lunes, 8 de abril de 2013


Los Mayos de Riglos (Huesca)
Eva Palencia


Al principio todo fue como en la ficción: ansiaba verlo y cuando estaba con él el tiempo dejaba de ser lo que había sido hasta entonces para ampliarse y extenderse y hacerse infinito. Nos pasábamos las tardes enteras en su habitación (él se negaba a perderse las clases de la mañana) besándonos, acariciándonos, volviéndonos locos, charlando, imaginando, durmiendo, volviendo a empezar. Cuando llegaban sus compañeros y rompían nuestra intimidad con sus voces yo regresaba a mi piso y , agotada, me metía en la cama para seguir soñando. No es de extrañar que al acabar el curso mis notas fuesen desastrosas y mi padre me amenazase con dejar de pagar mis estudios si no conseguía aprobar en septiembre.



De Cuando cierro los ojos de Eva Palencia

domingo, 7 de abril de 2013





Hierba (cerca de La Foz de Lumbier)
Eva Palencia

Ha estado lloviendo durante tanto tiempo que el campo no podía con tanta agua. Los arroyos corrían desbocados surcando tierras nuevas. Si salía el sol la hierba crecía varios centímetros por segundo y se teñía de un verde muy puro. Los corderos recién nacidos saltaban del susto al jugueteo y tropezándose caían en los charcos y la lana de sus cuerpos se volvía marrón. Las montañas parecían más azules que nunca y los árboles más nuevos. Aún sigue lloviendo.

miércoles, 3 de abril de 2013


 



Hojas (Dibujo a pastel)
Eva Palencia


Varias horas frente a una planta te alejan del mundo real, ese en el que coincidimos la mayoría, y te introducen en el mundo atemporal. A mí me encanta este otro mundo, un mundo personal que no se comparte con nadie y a la vez tampoco con una misma porque está situado en un espacio común a todo y a todos. En este lugar no existe el dolor ni el sufrimiento, no existe el pasado o el futuro. Es un mundo de color y luz en el que es sumamente fácil ser feliz. Yo me refugio en él, muy a menudo.





Olite (Navarra)
Eva Palencia

Desde el castillo se ve todo el pueblo. Olite es un pueblo medieval en el que el tiempo no se ha detenido pero avanza con menos brío. Las piedras son lentas y no tienen prisa. Yo, como ellas, me voy deteniendo y cada vez me interesa menos llegar al siguiente destino. Me demoro en el momento presente y disfruto de lo mínimo.

viernes, 1 de febrero de 2013


Camden Town Market (Londres)
Eva Palencia

Sé que parezco fría, tú me lo dices a veces, pero no lo soy. Aunque no pueda pronunciar palabras dulces, sonreír o abrazarte, hay corrientes profundas paseando todo mi cuerpo y mi alma. No te creas lo que ves, cierra los ojos e intenta sentirme desde tu estómago o tu corazón. Yo no soy fría, soy cálida como lo es la palma de la mano, como el sol de invierno, como las almohadas. Olvídate de lo que sabes y comienza a aprenderme de nuevo.

En el aire
Eva Palencia

He soñado que volaba. Subía a una especie de balsa con gente desconocida y desde allí observaba la ciudad. Me impresionaba la cúpula de la catedral y lo cerca que pasábamos de ella; también lo diferente que era todo desde arriba, mucho más bello. Sentía unas sensaciones irreconocibles, de un enorme bienestar. No quise despertar, pero sucedió y, contrariada, me fui al aeropuerto a continuar mi sueño.

domingo, 20 de enero de 2013


Heridas
Eva Palencia

Pasó el fin de semana fuera y al regresar, por el estrés de la semana que comenzaba, se olvidó se regar la planta . Debido a las temperaturas invernales Juan cogió frío y tuvo que pedir la baja y meterse en cama durante un par de días, hasta que la fiebre remitió. La planta comenzó a secarse sin que él se percatase de ello. Cuando lo advirtió aún no era demasiado tarde y la regó y estuvo bastante pendiente para intentar salvarla. Finalmente lo consiguió pero la planta nunca volvió a recuperar el vigor y la belleza de antes. Algunas de sus hojas mostraban su descuido y su olvido. Desgraciadamente, de nada le sirvió esta experiencia puesto que, al cabo de poco tiempo, la historia se repitió de nuevo pero, esta vez, la que empezó a secarse fue su novia.

sábado, 12 de enero de 2013


Copas vacías
Eva Palencia

En Navidades el estómago manda. Hay comida por todas partes: marisco, bandejas de turrones y mazapanes, vino, champán... Habrá gente hambrienta y yo he tenido la suerte de comer y comer, la suerte, incluso, de tener dolor de tripa por haberme pasado. Da igual, en Navidad es así. Familia, niños, conversaciones continuas, gente y más gente. En enero reaparece la realidad de cada uno, una realidad más silenciosa, más solitaria, menos esperanzadora, la fiesta da paso a la tortura de los vaqueros que no entran, al encuentro con la compañera de trabajo amargada y al despertador.

Las seis y media (Lloret de Mar)
Eva Palencia

Al ver que el día declinaba salimos de casa y, corriendo, sin parar, llegamos a la playa. El mar comenzaba a engullir al sol y disparamos precipitadamente una y otra vez para quedarnos con el agua y las montañas, con las nubes dispersas, con esos colores contundentes. Cada uno de nosotros, cámara en mano, se olvidó de los demás, y de sí mismo, para, durante esos breves instantes, asir el momento, detener el tiempo y viajar hacia ese horizonte que continuamente se transformaba.

martes, 25 de diciembre de 2012


El London Eye por la noche
Eva Palencia

He pasado cinco días en Londres junto a treinta y nueve alumnos. La experiencia ha sido potente, de esas que luego se quedan junto a ti especialmente por las noches, dentro de los sueños. Ha sido estresante, sorprendente y, sobre todo, vivificante. A lo largo de los años he paseado por Londres en momentos muy diversos y con personas muy diferentes y se ve que, por alguna extraña razón, Londres me añora de la misma forma en la que yo la anhelo.

domingo, 11 de noviembre de 2012


La Granja (Segovia)

Si pienso en el color del paisaje me quedo con el otoño, ningún otro momento del año me produce un placer tan inmenso como ese en el que las hojas están en proceso de transformación para caer al suelo y fundirse con la tierra.
Podría pasarme una tarde entera mirando un árbol, como ese que está a la derecha de la casa rosa. Creo que me he enamorado.

domingo, 9 de septiembre de 2012


Muro de piedra (Irlanda)
Eva Palecia

En las Islas de Aran sólo había rocas y viento. La gente que fue cubrió las rocas con algas y construyó muros para que el viento no las arrastrase y de esta forma cultivar patatas y sobrevivir. Los hombres salían a pescar y enormes olas volcaban sus barcas y desaparecían. Cuando el mar devolvía sus cuerpos éstos eran irreconocibles por lo que las mujeres comenzaron a tejer prendas con patrones propios para que así cada madre, o esposa, supiese a quién llorar.

sábado, 8 de septiembre de 2012


El cielo en las Islas de Aran
Eva Palencia

No soporto la factura del teléfono, los perros que no paran de ladrar, la gente que construye muros, un huevo a medio freír, los cambios continuos de la vida, esperar a que se me sequen las uñas, el domingo por la tarde, el ruido constante, el minuto interminable del microondas, el lenguaje soez, a mí misma cuando me obsesiono con ciertos pensamientos absurdos.

viernes, 7 de septiembre de 2012


El oeste de Irlanda
Eva Palencia

En Irlanda el tiempo es muy cambiante. Puede hacer sol, nublarse, llover, salir el sol de nuevo, aparecer el arcoiris, comenzar a hacer viento... Y todo en una mañana, o incluso en menos tiempo. Esta circunstancia permite que ciertos paisajes se conviertan en espectáculos inolvidables. En la Península de Dingle sucede esto continuamente, no en vano es un lugar frecuentado por pintores de todo el mundo. Recorriéndola pensé que necesito poco para ser feliz, sólo una montaña.

lunes, 3 de septiembre de 2012


Viajando por Irlanda
Eva Palencia

Viví en Irlanda hace muchos años, tantos que ya ni recuerdo el camino que recorría cada mañana para ir a la academia de inglés. Cuando miro las fotos de aquel tiempo compruebo que mis ojos siguen en el mismo sitio, mi nariz, mi boca, el pelo un poco más largo… pero ¿qué se conserva en mí de aquella persona? ¿Quién era yo entonces, qué me hacía reír, qué me ilusionaba, qué esperaba…? El tiempo es una bestia sin empatía.

viernes, 31 de agosto de 2012


Dingle Peninsula (Irlanda)
Eva Palencia

Ya he vuelto. He estado en muchos lugares y con muchas personas. Todo lo que he visto y lo que he sentido bulle dentro de mi cabeza y también de mi corazón. Me cuesta reconciliarme con la idea de que ahora tengo que sentarme, descansar, comenzar un nuevo curso... Me entristece un poco. Por otra parte tenía ganas de ver mi casa y dejarme acoger por ella. Ya estoy aquí, aunque a medias.

viernes, 29 de junio de 2012


Noche en la playa
Eva Palencia

Un día desperté, me incorporé en la cama y sonreí. Ya no sentía dolor. Y de golpe comprendí que la persona justa no existe. Ni en le cielo ni en la tierra, ni en ningún otro lugar. Simplemente hay personas, y en cada una hay una pizca de la persona justa, pero ninguna tiene todo lo que esperamos y deseamos. Ninguna reúne todos los requisitos, no existe esa figura única, particular, maravillosa e insustituible que nos hará felices. Sólo hay personas. Y en cada una hay siempre un poco de todo , es la la vez escoria y un rayo de luz.

De La mujer justa de Sándor Márai.

viernes, 27 de abril de 2012


Flores silvestres (Hinojal)
Eva Palencia

Hoy he hablado con mi amiga Teresa. Hacía un montón de tiempo que no sabía nada de ella y me ha gustado volver a oír su voz. Nos conocimos hace muchos años, muchísimos… Estudiábamos juntas en un internado, vivíamos juntas. Al acabar los estudios nos separamos y yo estuve por ahí y ella por allá. Casi por casualidad volvimos a vernos y la amistad que habíamos construido con quince años permanecía intacta. Quedábamos a menudo, pues vivíamos relativamente cerca, hasta que las circunstancias volvieron a establecer fronteras. Separadas, de nuevo, por cientos de kilómetros hablamos por teléfono e intercambiamos confidencias con la esperanza de que el destino nos vuelva a sorprender.

jueves, 26 de abril de 2012



Un trozo de casa (Hontanillas)
Eva Palencia.

Un día le pregunté a mi madre cuál había sido la época más feliz de su vida. Ella respondió, sin asomo de duda, "cuando erais pequeños". Yo me quedé un poco contrariada pues habría jurado que diría "cuando conocí a tu padre" o "cuando me casé" o quizás "cuando era niña". Pensativa recreé la imagen de mis hermanos y yo correteando por la casa.
Hoy mi hijo me ha preguntado lo mismo y yo no he sabido qué responder. Aún estoy dándole vueltas.¿Por qué fue tan fácil para ella?

lunes, 23 de abril de 2012


Eva Palencia (Cuevas del Valle)
Juan Miguel Fernández-Balboa

Soy muy feliz porque lo tengo todo. Tengo un hijo que crece sin cesar y que cada día es mejor persona. Tengo una casa que me acoge a pesar del poco tiempo que le dedico últimamente. Tengo a mis padres, a mis hermanos, a mis sobrinos y a mis amigos. Tengo a mis libros, detrás de mí ahora mismo, a mis cuadros por las paredes y a mis queridas plantas. No me olvido del pez, desterrado en el pueblo. Tengo un pasado muy intenso.Tengo un presente cálido lleno de días luminosos y de noches misteriosas. Tengo muchos sueños. Y te tengo a ti.
Gracias.

jueves, 19 de abril de 2012


Roca (La Dehesa de Hinojal)
Eva Palencia

Yo trabajo con personas jóvenes y alegres que juguetean, se besan, se enfadan y se amigan, dicen cosas graciosas, son pesadas muchas veces, lloran, no se conocen, sienten curiosidad, son ingeniosas, no escuchan, sonríen, hablan por los codos, son tiernas y delicadas, crecen rápido, tienen sueño a primera hora, piden perdón, no estudian, escuchan música, corren en vez de andar, cantan, se ponen tristes ... Trabajo con personas que están muy, muy vivas. Yo soy profesora.

lunes, 16 de abril de 2012



Ha nevado (Cuevas del Águila)
Eva Palencia


"La nieve caía sobre todos los lugares de la oscura llanura central, sobre las colinas sin árboles, caía dulcemente sobre el pantano de Allen y, más hacia el oeste, caía suavemente en las oscuras olas amotinadas del Shannon. Caía también sobre todos los lugares del solitario cementerio en la colina donde Michael Furey yacía enterrado. Yacía apelmazada en las cruces y lápidas torcidas, en las lanzas de la pequeña cancela, en los abrojos estériles. Su alma se desvaneció lentamente al escuchar el dulce descenso de la nieve a través del universo, su dulce caída, como el descenso de la última postrimería, sobre todos los vivos y los muertos".

De "Los Muertos" de James Joyce


Cuevas del Valle (Ávila)
Eva Palencia

Si deja de llover y se acaba el agua ya no habrá arroyos, ni ranas, tampoco encinas con nidos. Si algún día las nubes se mueren, este campo desaparecerá y no podremos llorarlo.

jueves, 29 de marzo de 2012


Una gallina (Hontanillas)
Eva Palencia

Un día mi padre me trajo un perro. Por lo visto se lo habían dado en una finca a la que había ido a recoger estiércol. Era pequeño y negro, con cara de bueno. Yo lo cogí y lo apreté hasta que empezó a revolverse, agobiado por mi abrazo. Esa noche me fue difícil dormir por la emoción. A la mañana siguiente me desperté antes de tiempo y me fui a verlo.
Cada día, al volver de la escuela, lo sacaba a pasear atado, pues Tom, que así se llamaba mi perro, tenía debilidad por las gallinas que se contoneaban por las calles del pueblo. Para que no se despistase corriendo detrás de ellas comencé a irme al campo, por el camino del cementerio, y por allí lo soltaba y él brincaba como las cabras que se acercaban curiosas a verlo.
Fueron días increíbles en los que tuve un sentimiento de plenitud. Tenía un ser vivo que me pertenecía por completo y al que parecía gustarle. Tom era tierno y adorable y yo pensaba todo el día en él y sentía cosas que aún no sabía descifrar.

lunes, 26 de marzo de 2012


Hontanillas (Guadalajara)
Eva Palencia

El sábado fuimos a Hontanillas. Hacía un sol primaveral y comimos en el campo. Después recorrimos el pueblo empezando por el cementerio. Nada más entrar encontramos la lápida de la maestra ahogada y escuchamos su historia. A partir de ese momento comenzamos a sentir su presencia junto a nosotros. Bajamos a las bodegas, para sentir la frescura y escuchar el sonido de las paredes. Recorrimos la iglesia en ruinas, fotografiando los arcos aún en pie y ya de vuelta, por el bosque, acariciamos los árboles. Antes de partir estuvimos visitando el huerto, las gallinas y las casas de nuestros amables amigos.
Me gustan los pueblos abandonados y aún más la gente que decide vivir en ellos.

domingo, 18 de marzo de 2012



En la parra del patio de mis padres (Hinojal)
Eva Palencia

Lo reconozco, lo mio son las plantas. Puedo pasarme horas y más horas contemplándolas. Las dibujo, las fotografío, las colecciono, las regalo, las riego, las acaricio y, de vez en cuando, les pongo música (las variaciones Goldberg que es lo que más les gusta). Hace ya mucho tiempo que comenzó esta relación, más de quince años y no miento si digo que soy una experta en plantas. No me interesan los nombres ni la parte científica del tema, mi especialidad son los sentimientos.

Vino rojo
Eva Palencia

Tenemos muchos sentidos: el de la vista, el oído, el olfato, el gusto,el tacto, la intuición (que es el sexto sentido), el sentido del equilibrio, el del deber, el sentido común... un montón.
Si me preguntas cual prefiero no lo dudo: me gusta ver.

Paseando (Cabanillas del Campo)
Eva Palencia

Puede que te quiera con toda mi alma, con el corazón, con mi estómago; es muy posible. Puede que me haya acercado tanto a ti que si te pierdo me pierda. Quizás los intentos de mantenerme distante, de vez en cuando, de dar un paso atrás, casi a diario, no hayan servido de mucho. Puede que tú no me quieras y que dentro de un tiempo me toque vagar de nuevo, perdida en el espacio. Puede... pero no importa.

sábado, 17 de marzo de 2012


Marzo
Eva Palencia

Ya hace dos años que comencé este blog. No sé muy bien por qué lo hice, puede que necesitase hablarme y con la excusa de lanzar fotos y palabras al infinito, comenzase a tenerme un poco más en cuenta, a escucharme. En realidad no sé quién está al otro lado, si tengo mucha compañía o muy poca,lo que he descubierto es que escribir, escribirme, me ayuda y me cura cuando me vuelvo melancólica y pienso en la dificultad que tengo, que he tenido siempre, para conectarme a los demás.

martes, 6 de marzo de 2012


Peras (lápiz sobre papel)
Eva Palencia

A menudo llamo a mi madre. Le cuento si me he acatarrado, lo que voy a cenar, lo que hice el fin de semana. También le hablo de Samuel, pues ella siempre me pregunta. Se preocupa por él en la distancia, lo cuida, me aconseja. Yo le pregunto cómo se encuentra y ella me responde y entonces le pregunto por mi padre, que nunca coge el teléfono porque no oye bien. A veces, como esta noche, me da malas noticias: Juanjo, mi vecino, ha muerto. Yo pienso en él y me viene la imagen de un niño tímido e inocente. Me entra una gran tristeza, una pena inmensa...
Espero que seas feliz.

lunes, 5 de marzo de 2012


Otro cielo
Eva Palencia

Fuimos al Burguer King, como hacíamos antes, y mientras él se acercó a pedir un helado, yo me quedé mirando a unos niños que jugaban en el tobogán. Me fui al pasado y apareció Samuel, con cinco años. Él subía y se tiraba una y otra vez, enérgicamente. Yo lo esperaba hasta que se hartaba.
Volvió con el helado y regresé al presente. Allí estaba de nuevo, tan cambiado y tal igual. El tiempo no es más que un truco, pensé, y aún sabiéndolo no puedo evitar el engaño.

Cualquier día de abril (Bañolas)
Eva Palencia

Hoy le contaba a mis alumnos que me gustó salir de mi pueblo. Les decía que quería sentirme anónima y allí no podía. Sin embargo, ya lejos, había cosas que añoraba y, entre todas ellas, mi conocimiento del campo.
Aquí no lo encuentro. Las tierras que me rodean no son mi campo, no se filtran a través de mis pies ni me acarician las mejillas cuando me tumbo en la hierba. No me conocen y no me quieren.
En realidad no sé adónde ir cuando quiero soltarme.

lunes, 27 de febrero de 2012


Ha helado
Eva Palencia

Abrazando a tus hijos pequeños.

Abrazando a tu mujer.

Tus pies descalzos en el suelo frío cuando te levantas de la cama y vas a la ventana. Tienes sesenta y cuatro años. Afuera, la atmósfera es gris, casi blanca, no se ve el sol. Te preguntas: ¿Cuántas mañanas quedan?

Se ha cerrado una puerta. Otra se ha abierto.

Has entrado en el invierno de tu vida.


De Diario de invierno de Paul Auster.

Una pequeña sorpresa
Eva Palencia

Ya estoy muy impaciente. A medida que se acerca el día lo paso peor porque me pongo nerviosa y me entra cierta angustia que no puedo controlar.Falta muy poco y por ello el tiempo ha comenzado a dilatarse. Por las noches tengo pesadillas, de esas que se pegan a los poros de la piel y que permanecen cuando deberían de haberse quedado acostadas, en la cama. No queda nada.

jueves, 5 de enero de 2012


Ovejas mirando el infinito
Eva Palencia

Esta mañana he salido a pasear. Hacía un día de ensueño, de esos de invierno con un sol que te hace pensar que las noticias mienten y que las cosas no podrían ser mejores. Me he tumbado en la hierba, al lado de unas ovejas, y he mirado en la misma dirección que ellas. He dejado de ser durante un tiempo incierto hasta que un corderillo se ha acercado a lamerme la frente. Lo he cogido como a un bebé y he inspirado su olor a flores, a lana, a campo. Seguidamente lo he soltado y se ha ido brincando para acabar bajo la ubre de su madre. He vuelto a casa como volvía a los ocho años, feliz y con ganas de comer.

domingo, 6 de noviembre de 2011


Muy cerca
Eva Palencia

Entro en el baño y antes de cerrar la puerta la veo cruzar el pasillo, de luto, como iba siempre. Sin mirarme desaparece y, cuando salgo para comprobar si estoy loca, percibo su olor.

Desde el salón la observo entretenida comiendo en la cocina, absorta en la tarea de dejar los huesos de pollo más limpios que una patena, sonriéndome de perfil.

Antes de dormirme, mi espalda roza la suya, como lo hacía cuando era pequeña y, después de cenar, me acercaba a su casa para que no durmiese sola y no se pasase la noche entera llorando la muerte de su hija, mi tía Mery.

Mi abuela se fue hace demasiados años pero, por suerte, nunca ha dejado de volver.

domingo, 23 de octubre de 2011


Autorretrato
Eva Palencia

A mí también me pasa, no me gusto en las fotos. No sé... la expresión de la boca, el perfil, la ropa del día en cuestión... no hay manera. ¿Así soy yo? Me pregunto continuamente. ¿Por qué las fotos me muestran tan diferente a como suelo verme en el espejo? No es que me apasione mi imagen reflejada, pero reconozco que muchas veces me satisface, por ejemplo, con el pelo recién lavado, cuando me arreglo para salir, algunos días en los que tengo una mirada más brillante y una piel más limpia.
Puede que me intimide la mirada de los demás al posar y me sea imposible mostrar naturalidad. Para descartar opciones me he encuadrado a mí misma y me he mirado a los ojos como si en realidad no estuviese ante el objetivo sino tras él, desdoblándome. El resultado sigue siendo raro. ¿Esa soy yo?