lunes, 12 de abril de 2010


Nevada
Eva Palencia

Sonó el timbre y era una amiga con ganas de jugar en la nieve. Salimos con los niños hacia la pendiente que hay al final del camino. Subieron al trineo y comenzaron a lanzarse por turnos. Nosotras también nos lanzábamos. Las manos se me helaban pero no importaba. Mi hijo tenía una sonrisa de elefante.

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