Eva Palencia
En la
revisión de las dieciséis semanas el ginecólogo me desveló que tendría otro
niño. Yo había fantaseado con la idea de tener una hija esta vez. Pensaba en
comprarle ropa bonita, en trenzarle el pelo como hacía mi madre cuando yo era
pequeña, en que me acompañase a ir de tiendas al hacerse más mayor, en
compartir con ella las tribulaciones típicas del sexo femenino. También, tengo
que reconocer, aunque me pese, que subyacía
en mi la idea de que los hijos son más independientes y llega un momento
en el que no quieren saber mucho de sus familias de origen y las hijas, por
otra parte, son más fieles y nunca se van del todo. No tenía mucho sentido
que después de tanto trabajo, renuncias
y entrega ellos se marchasen y sólo
quedase la llamada de teléfono de los domingos y las reuniones navideñas.
¿Merecía realmente la pena?
Como siempre, me anteponía a los acontecimientos.
De Cuando cierro los ojos de Eva Palencia
Como siempre, me anteponía a los acontecimientos.
De Cuando cierro los ojos de Eva Palencia
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