domingo, 15 de septiembre de 2013




Colores (Santo Domingo)

Reconozco que me volvía loca, no durante todo el tiempo, sólo a ratos. A veces la luz era tan potente que los colores me cegaban pero, si conseguía aguantar, recuperaba la vista y entraba en otra dimensión. Dudaba de la realidad de las cosas que me rodeaban y tocándolas descubría que estaban allí, frente a mí, viviendo al margen de lo que yo pudiera pensar o creer. No sabía que hubiese mundos tan diferentes dentro del mío y por eso sospechaba pero cuando conseguí calmarme  abrí los ojos de par en par y me dediqué simplemente a ver y a sentir.

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