sábado, 12 de enero de 2013


Copas vacías
Eva Palencia

En Navidades el estómago manda. Hay comida por todas partes: marisco, bandejas de turrones y mazapanes, vino, champán... Habrá gente hambrienta y yo he tenido la suerte de comer y comer, la suerte, incluso, de tener dolor de tripa por haberme pasado. Da igual, en Navidad es así. Familia, niños, conversaciones continuas, gente y más gente. En enero reaparece la realidad de cada uno, una realidad más silenciosa, más solitaria, menos esperanzadora, la fiesta da paso a la tortura de los vaqueros que no entran, al encuentro con la compañera de trabajo amargada y al despertador.

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