miércoles, 4 de agosto de 2010


Mis plantas
Eva Palencia


Mañana salgo de viaje. No estoy nerviosa pero sí intranquila, no me encuentro con esa serenidad de otros días que me permitiría echarme en el sofá a leer durante horas o salir al patio a mirar cómo se transforma el cielo. Hoy tengo muchas cosas que hacer, cosas que he hecho muchas veces, tantas como veces he salido de viaje. Todas son cosas muy importantes y por eso no estoy calmada, porque no puedo olvidarme de nada. Tengo, por ejemplo, que hacer la maleta y meter todo tipo de ropa, que cargar la cámara de fotos, que ir al baño y preparar el neceser, que coger los zapatos, que sacar la bolsa de piscina del armario y ponerla ya en el maletero, que pensar en la nevera, que hacer la lista de lo que hacer al día siguiente, justo antes de salir, que ... Sólo pensar en todo esto ya me agota y además lo más importante, no puedo olvidarme del cargador del móvil, de pasarme por el cajero y sobre todo, de regar mis plantas.

martes, 3 de agosto de 2010


El sur
Choco

Ya se ha puesto el sol. He estado mirándolo durante unos minutos hasta que ha desaparecido por completo y los pájaros, que habían permanecido silenciosos, han reanudado el vuelo y el canto. Para no cegarme he apartado la vista cada quince segundos y entonces he contemplado soles de colores que descendían a gran velocidad y nunca llegaban a explosionar contra la tierra. Al mirarlo de nuevo he ido descubriendo círculos verdes, azules, violetas, en torno a él. Hoy el sol era más grande que ayer y cuando he dejado de verlo no he sentido tristeza, todo lo contrario, una enorme tranquilidad se ha quedado conmigo, y he sido muy feliz pensando que quizás mañana pueda volver a verlo.

domingo, 1 de agosto de 2010


Botella en la casa de una amiga.
Eva Palencia

Cuando conozco a alguien y lo invito a mi casa siento una pizca de nervios. Pienso que al mostrar mi casa estoy mostrando una gran parte de mi intimidad. Creo que mi casa podría ser utilizada en mi contra, o a mi favor. Podría ser utilizada...
En nuestras casas exponemos nuestras vidas con sus buenos momentos y con sus dramas. En los objetos que colocamos en las estanterías, en las fotos que enmarcamos, en el orden o el desorden estamos nosotros sin tapujos. Por eso me interesan mucho las casas de los demás y, últimamente, me apasiona observarlas y fotografiar todos los detalles que dibujan la cartografía personal de sus habitantes.