lunes, 8 de abril de 2013


Los Mayos de Riglos (Huesca)
Eva Palencia


Al principio todo fue como en la ficción: ansiaba verlo y cuando estaba con él el tiempo dejaba de ser lo que había sido hasta entonces para ampliarse y extenderse y hacerse infinito. Nos pasábamos las tardes enteras en su habitación (él se negaba a perderse las clases de la mañana) besándonos, acariciándonos, volviéndonos locos, charlando, imaginando, durmiendo, volviendo a empezar. Cuando llegaban sus compañeros y rompían nuestra intimidad con sus voces yo regresaba a mi piso y , agotada, me metía en la cama para seguir soñando. No es de extrañar que al acabar el curso mis notas fuesen desastrosas y mi padre me amenazase con dejar de pagar mis estudios si no conseguía aprobar en septiembre.



De Cuando cierro los ojos de Eva Palencia

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