lunes, 22 de noviembre de 2010


Calma
Jesús Díaz González

Hoy todo es más complejo que otras veces: preparar las clases, tener paciencia con los alumnos, arreglar la casa, ir y volver de Guadalajara para recoger a mi hijo, estudiar para los parciales de febrero, hacer las llamadas pendientes, etc. etc. ¡Tantas cosas! Soy una persona normal y corriente pero mi vida a veces parece no pertenecerme. ¿Dónde estoy yo entre todas esas cosas que consumen mi tiempo y mi energía cada día? ¿Dónde está mi espíritu, si es que tengo espírito? ¿qué puedo hacer para encontrar la calma?

sábado, 20 de noviembre de 2010


Niños
Eva Palencia

Hay niños que tienen que vivir en dos mundos totalmente opuestos y contradictorios y eso no es bueno pero es mejor que vivir en la pobreza durante todo el tiempo. Si de vez en cuando pueden dormir un una cama y comer tres veces al día y sentir que no son tan diferentes como creían, eso está bien, a pesar de que la amenaza de esa otra realidad nunca se evapora. Hay días que estando en el patio, durante el recreo, puede aparecer la relidad contradictoria que ellos experimentan y entonces sienten el desasosiego porque nada es permanente, porque el cambio se avecina de nuevo. Aunque al final del día, cuanto la ven, a ella, su otra mamá, que ha ido a recogerlos con esa sonrisa amplia, a pesar del cansancio, y los lleva al parque y entre todos se comen las mandarinas recién compradas, entonces, no tienen miedo porque creen que ya todo está claro.

jueves, 18 de noviembre de 2010



Granada
Eva Palencia

He seguido a estas dos mujeres sin que me vieran. De vez en cuando me ocultaba tras el tronco de un árbol, o un quiosco, o lo que fuese que sirviese para el caso. Me intesaba la historia que una le contaba a la otra y que yo, sin querer, también comencé a escuchar y ya, irremediablemente, necesitaba un final. De no haberlas seguido y haber escuchado cómo su vecina, cogiendo a los dos niños, se había marchado para no volver, no habría podido pegar ojo. Yo no sé vivir sin finales; aunque prefiero los felices, de eso no tengo la menor duda.

Hacia Granada
Eva Palencia

Me gusta hacer carreras contra el viento y perder, contra las olas y ganar, contra el humo de esas chimeneas negras que contaminan el aire, el mundo en el que vivo, y dejar de verlas y pensar que ya no existen. Me engaño, lo sé, y me gusta engañarme como una estúpida.

lunes, 15 de noviembre de 2010



Luis Conte Marín

En invierno me gusta estar en casa. Si es domingo me levanto tarde y desayuno a lo grande, lentamente. Después leo durante un rato, con las cortinas del salón reducidas hacia los lados de la ventana. De vez en cuanto cierro el libro y observo las gotas de lluvia, si es que llueve. Después de comer veo una película, o echo una siesta, según me dé. En invierno me vuelvo arisca y un tanto misántropa. Me encierro en mí misma, dentro de mis espacios, necesito recuperar energía y reducir el desgaste de la que queda al mínimo, para no sucumbir a la tristeza de esa luz tan tenue que tiende a inmovilizarme.

sábado, 6 de noviembre de 2010


Peligro
Jose Ignacio de Andrés

Quiero dejar de ser quien soy, pero no por un momento, no durante unos meses, quiero que sea definitivo, para siempre. Ser alguien nuevo, diferente, con otras preocupaciones y problemas, con otras alegrías. Estoy cansada de volver siempre al punto desde el que partí, tener esta desesperante sensación de no avanzar, de permancecer inmóvil presenciando las mismas cosas, interpretándolas de esa manera en la que todo es una amenaza.