jueves, 16 de septiembre de 2010


Niebla
Jesús Díaz González

Salí de casa dando un portazo para que mi madre supiera que me había enfadado. No pensaba volver. Caminé hasta que me entró sed, hambre, frío y miedo. Se hizo de noche y me quedé dormida junto a un rio. Al despertar había niebla y me quedé mirando el agua sin saber si era real. Cuando la niebla se esfumó decidí regresar.

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