jueves, 25 de marzo de 2010



Una abeja en una flor (León)
Ángela Castro.

Había una vez una abeja sedienta que se posó en una flor y mirando de soslayo descrubrió a un señor. Cada mañana la abeja acudía al mismo lugar con la excusa de alimentarse pero lo que en realidad le interesaba era mirar a ese buen hombre que desconocía por completo su pequeña existencia y que nunca llegaría a percatarse de ella porque estaba totalmente entregado a sus recuedos.

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